El brindis de la venganza

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Poesía

He guardado mi venganza en la nevera para que se vaya enfriando.

Algún día te invitaré a cenar conmigo.

Por los viejos tiempos.

Cocinaré un plato que se sirve frío y, que de dulce, es traicionero.

Lo aliñaré con mi mejor sonrisa y una pizca de desprecio para que pase inadvertido.

Brindaremos por lo bueno, por lo que pudo ser y no fue, por los recuerdos que merecen ser recordados.

Mirarás al futuro esperanzado,  con la felicidad de los ignorantes y la despreocupación de los egoístas…

Mientras yo, aún hoy,  le quito el polvo a las estanterías del trastero donde he guardado nuestro pasado.

Brindaremos como si nada y te odiaré como si todo.

Porque quiero hacerlo.

Aquí paz y después gloria.

Agua pasada no mueve molino.

Y no serás capaz de ver más allá de mis ojos porque eres ciego de espíritu.

Habrá lujuria y morbo, tal vez bailemos, pero no habrá amor.

El amor es caliente y la venganza fría.

Habrá carne y sudor y jadeos y suspiros,

hasta puede que se me escape algún beso que daré por perdido…

Mientras esa noche llega,

yo ya he guardado mi venganza en la nevera para que se vaya enfriando.

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