Ser quien eres

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De todo un poco...


Nadie ha besado nunca a una mariposa.

Todas vuelan y surcan los cielos con alas de fragilidad hermosa.

Ninguna se queda. Ninguna se deja besar.

Es posible que logres atrapar alguna, pero nunca será tuya si no le das un beso.

Puedes retenerla, pincharla con un alfiler en un corcho y admirar su belleza muerta, y muerta lograr  besarla.

Pero mientras pueda volar, la realidad es que nunca nadie ha logrado besar a una mariposa.

Nadie ha atrapado nunca al viento.

Muchas veces lo intenté de niña con un bote de cristal.

Enroscaba la tapa con fuerza para que no escapara, pero el viento perdía su furia cuando estaba dentro y dejaba de ser viento para ser aire cautivo y dócil.

Al abrir el bote de nuevo, quería escucharlo silbar. Lo colocaba cerca del oído y sólo oía el hueco sordo del vacío.

La realidad es que nunca nadie ha atrapado el viento.

Nadie ha domado nunca al mar.

Hubo muchos marineros que quisieron domesticarlo. Pero el indómito mar les arrebató la vida en el intento. Les sedujo con sirenas y hasta les meció en dulces sueños al calor del sol, pero el mar tiene memoria y jamás olvida a quién intenta doblegarlo.

Jamás hubo un pirata capaz de robarle al mar su mayor tesoro, su libertad.

Lo cierto es que nadie ha domado nunca al mar.

No nacieron las mariposas para ser besadas, sino para volar.

No puede el viento silbar canciones de poeta incomprendido dentro de un bote de cristal, y el mar no sería el mar, si no rugiera con olas de espuma.

Y tú, amigo mío. ¿Sabes lo que te hace ser quien eres?

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